La Covid sometió al sistema educativo a un estrés y a una pruebas que supusieron una buena evaluación para comprobar las virtudes y las deficiencias del propio sistema. Por un lado la educación fue capaz de adaptarse a la nueva situación a través de una educación "on.line" con el fin de que el alumnado no perdiese curso. Aunque el largo tiempo que duró esta situación, produjo situaciones difíciles desde el punto de vista emocional que en algunos casos tuvo repercusiones en su estado del "bienestar emocional" del alumnado. Pero también, nos mostró con toda su crudeza una realidad conocida: "la brecha digital". La imposibilidad de muchas familias de dotar de un ordenador a sus hijos y nos mostró la necesidad de formar a los decentes en como educar de forma on.line.
La Covid supuso para la enseñanza un antes y un después, supuso un replanteamiento de todo el sistema educativo y reformular de nuevo muchos de los programas y objetivos educativos.
La postpandemia nos introdujo un nuevo objetivo y un nuevo reto: conseguir que los centros educativos sean entornos seguros "digitalmente" y "emocionalmente", es decir, conseguir espacios saludables de "bienestar emocional" e introducir en los programas educativos como paliar los efectos perjudiciales y distorsionadores de la inteligencia artificial.
Persisten después de la pandemia las dos lastras de nuestro sistema educativo, la brecha de género en determinados estudios y el excesivo número de suspensos y repeticiones en los tramos educativos de carácter obligatorio. Según los datos del Consejo Escolar del Estado la brecha de género que se produce en titulaciones de ciencias y tecnologías nos hacen retroceder 20 años atrás, y año tras año siguen aumentando. La falta de referencia en estos campos para las alumnas y la percepción social de que son estudios masculinizados parece que son la causa de tal brecha. Otro problema que sigue en aumento, según los últimos indicadores, que el Ministerio de Educación maneja, nos indican que siguen aumentado el número de suspensos y el de repetidores, mientras que en los países de nuestro entorno, gobernados por gobiernos de diferentes ideologías, han conseguido rebajar el fracaso escolar a números insignificantes, dejando de ser un problema educativo.
A este respecto la LOMLOE recoge entre su articulado que "las repeticiones son medidas excepcionales", sin embargo los desarrollos educativos en las autonomías no animan a ello. En nuestro país existe la percepción de que los resultados académicos están vinculados a pasar obstáculos continuos a través de exámenes y pruebas y tenemos una percepción competitiva de la enseñanza, muy unida al esfuerzo memorístico. Sin embargo, lo que observamos en los países de nuestro entorno que mejoraron los indicadores en este campo, vemos que actúan legislativamente para impedir los suspensos y repeticiones en los tramos de la enseñanza obligatoria y conciencian a través de la formación al profesorado y a toda la comunidad educativa.
Con respecto al desarrollo legislativo pendiente la Ley educativa recoge entre su articulado la creación de un "Instituto Curricular". Las modificaciones curriculares de los contenidos de las diferentes asignaturas conllevan en nuestro país debates enfrentados en los campos de la pedagogía y de la política, aspecto que no ocurre en el resto de países europeos que se realizan dentro de la normalidad democrática. La creación de este Instituto supondrá un análisis y evaluación continuos sobre estos aspectos que se concretarán en las propuestas de las modificaciones necesarias de los currículos.
Otras legislaciones pendientes son la EVAU, donde se valore "el saber hacer" y no la acumulación de saberes y la madurez del alumnado que aspire a entrar en los estudios universitarios. Y también quedaría negociar y plasmar en el BOE el Estatuto Docente que desarrolle en el sector educativo la filosofía del Estatuto Básico. La carrera profesional que motive al profesorado y el reconocimiento del trabajo bien hecho en el aula junto a un trabajo de innovación e investigación, son conceptos que debe de formar parte del contenido del Estatuto. La formación inicial y el acceso a la función público son otros aspectos faltos de una nueva legislación, que adapten los contenidos y la metodología a las necesidades del aula y donde el periodo de prácticas adquiera un peso determinante en las oposiciones.
Todas estas legislaciones se vienen negociando desde hace muchos años (el Estatuto desde la transición) son los deberes que el Ministerio tiene que realizar.
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