Entramos en un periodo electoral y todos los partidos, a codazos, pretenden colocar en la agenda política los temas que le interesan potenciar o, mejor dicho, los temas que desgasten más a sus adversarios. Hay temas que les interesan colocar tanto al PP como al PSOE porque creen que les benefician a ambos la gestión realizaron. Uno de ellos puede ser Cataluña, ambos pretenden sacar rédito electoral, uno porque vende que el gobierno de coalición está entregado al independentismo y el PSOE porque considera que ha mejorado la convivencia en Cataluña. ¿Cómo se mide y evalúa el resultado de la gestión de un gobierno con respecto al tema catalán? . ¿Qué gestión valorará más la ciudadanía, la del 155 y los tribunales o la de resolverlo políticamente y la de los indultos?.
El gobierno de Rajoy deja en herencia una sociedad fragmentada y confrontada que ponía en peligro no solo la convivencia entre los españoles sino, incluso, la institucionalidad entre las administraciones. El gobierno del PP basó toda su gestión en aplicar el 155 pero sin construir una salida política para encauzar las exigencias de los partidos independentistas que tenían la mayoría del Parlament catalán. Siempre tuve una duda: no supo o no quiso buscar una solución que le estaba dando una ventaja electoral en el resto de España. Otra duda: ¿se puede gobernar España sin apenas representación en Cataluña y Euskadi, sin entender la diversidad de la sociedad española?.
Los errores que cometió Rajoy pronto se vieron reflejados en el aumento del número de independentistas, muchos de ellos no abrazaban estas tesis, pero se sumaron a las numerosas manifestaciones, por no entender la política de judicialización de un tema político (se recordó como el Tribunal Constitucional rechazó un Estatuto en tiempos de Zapatero que había sido aprobado por el Parlament y por las Cortes, refrendado por un referéndum) ni tampoco la aplicación del 155. Las manifestaciones masivas y las redes con mensajes simples y broncos, no exentos de odio y frentismos por ambos nacionalismos, el español y el catalán, ayudaron a que los independentistas se acercaran a superar el 50% al que aspiraban conseguir.
No podemos obviar que el Presidente Pedro Sánchez en estos temas se mueve en arenas movedizas y, a veces, algunas de sus iniciativas (malversación, por ejemplo) no son entendidas por parte de la sociedad y suponen pólvora para la derecha para seguir encendiendo la mecha de la confrontación. Sin embargo, cualquier análisis objetivo que compare la situación actual con la de hace cinco años, es fácil deducir tres conclusiones: el número de independentistas se ha rebajado considerablemente (37%), la convivencia se ha normalizado y los temas (difíciles y complicados) se tratan en las instituciones y utilizándola política y no en la judicatura.
El éxito de Pedro Sánchez es haber normalizado las relaciones con la Generalitat dentro del respeto al marco jurídico vigente donde la creación de la "mesa del diálogo" que ha suplantado a los tribunales para dirimir los asuntos políticos. Como consecuencia de esta situación, los partidos políticos independentistas están divididos. ERC ha dejado el lastre de la derecha independentista que sigue agarrada a un Puigdemont que cada día está más cerca de ingresar en las cárceles españolas, precisamente por la modificación del delito de sedición que nos homologa al resto de las legislaciones europea. Los Tribunales belgas ya no podrán alegar que el delito por el cual los Tribunales españoles reclamaban a Puigdemont no era delito en Bélgica.
En política a través de los acuerdos es como se avanza y en cada negociación se dejan pelos en la gatera pero también hay que ceder para que el otro consiga parte de sus postulados, solo debe de haber una línea roja: mantenerse dentro de la legalidad vigente. ERC es un partido que juega a hacer política y apoya en el Parlamento los PGE y todas las legislaciones que favorecen a la mayoría de la sociedad (bueno, todas menos la reforma laboral, incomprensible) Junts, sin embargo, solo piensa en el independentismo y en Puigdemont. Al final si tenemos que evaluar la gestión que los partidos realizaron con respecto a Cataluña tenemos que evaluar como estaba la situación hace cinco años y como está en el momento de echar el voto. Después de tantas controversias, los indultos y las reformas legales para homologar nuestro código penal a Europa está consolidando la convivencia, y eso es lo que importa. Las leyes hay que cumplirlas pero complementadas por una acción política para encauzar los conflictos democráticamente, dejando a los jueces al lado. Lo que no entiende el PP de Rajoy, y por lo que se ve, tampoco el de Feijóo es que si los independentistas superan el 50% de la ciudadanía catalana por acciones políticas erróneas, toda la sociedad española tenemos un grave problema de convivencia, eso si, estaríamos dentro de la ley (hasta que la UE empezara a preocuparse por la situación)..
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