Tengo la impresión que los discursos del rey son escuchados como algunos escuchan los discursos del Papa. Son discursos que yo llamo de perfil. Son discursos vacíos, llenos de omisiones y faltos de concreción, discursos sin tener que rendir cuentas a ninguna estructura democrática. Se caracterizan por no responder a las cuestiones que preocupan a la ciudadanía (o a parte de ella) sobre aspectos de su mandato o tengo que decir, mejor dicho, reinado.
Esta vez queríamos conocer su opinión acerca de la situación de su padre, que parte de los medios de comunicación siguen poniendo de ejemplo pero la realidad es que su vida, ejemplar, lo que se dice ejemplar, no fue. Ni como padre de familia ni tampoco por lo que parece como contribuyente a Hacienda, sí, esa que el eslogan nos recuerda que somos todos. A parte del batiburrillo jurídico complicado, cada vez nos confunde más, parece que está acreditado que retiró grandes cantidades de dinero de la cuenta donde lo tenía oculto y que a través de una fundación (bajo sospecha) lo fue sacando parea viajes de placer y regalos millonarios de su amante y también recibía altas cantidades de mandatarios internacionales cuando era Jefe del Estado que hacienda desconocía, y digo yo ¿a cambio de qué?. A fecha de hoy estamos pendientes de que la Fiscalía se pronuncie sobre la triple investigación sobre las financias del rey.
Pues nada, sobre su padre ni una palabra, eso sí nos hizo una frase magistral para toda la ciudadanía: "tenemos que respetar la ley y mantener un comportamiento ejemplar, las autoridades tenemos que ser ejemplo de integridad pública y moral" ... dixit.
Otra parte que me llamó la atención es que "pide unidad y colaboración frente a la división y el rencor", pero, claro, como lo dice generalizando poca ayuda le hace a la democracia, ya que al no concretar mete a todos los partido en el mismo cajón, lo que supone un descrédito para la propia democracia. Hace una defensa a la Constitución tal cual está lo que se puede interpretar como un cierre de filas con su articulado cuando ya muchas voces están pidiendo su necesaria modificación para adaptarla a las exigencias del siglo XXI. Por otro lado al no hacer ninguna alusión a la necesaria y constitucional renovación del poder judicial, sus palabras se quedan huecas y desacreditadas.
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