Son conocidas las discrepancias y distintos enfoques que afloran desde el seno del Gobierno de coalición en temas relevantes. La política de vivienda, la ley trans ... son un buen ejemplo de ello, pero entran dentro del debate político, o en lo que denominamos con esa frase tan manida "es normal entre partidos distintos", aunque se agradecería un mínimo consenso antes de llevar las legislaciones al Parlamento. Este tipo de diferencias son lógicas y entran dentro de la convivencia de un Gobierno de coalición, además, tengo la impresión que por muchas dificultades que tengan llegarán a un mínimo de consenso para sacarlas adelante, por eso, le agradeceríamos que no enseñen sus vergüenzas públicamente por el bien de la salud de la coalición. Este tipo de discrepancias, malentendidos y desacuerdos producen un cansancio entre los votantes de izquierdas que engordan las filas de la abstención y menos mal que no hay alternativa con Casado de jefe de la oposición pero queda mucho para las elecciones y puede haberla.
Es en el tema de la responsabilidad institucional donde Podemos se equivoca al entrar en una marginalidad que resulta perjudicial para el propio partido, pero también para la coalición de Gobierno. Colocan al PSOE y al propio Presidente en una situación complicada desde el punto de vista externo, al darle carnaza a la oposición, como internamente ya que cada vez son más las voces críticas por mantener la alianza con Podemos a cualquier precio.
La democracia en nuestro país es una democracia homologada por los organismos internacionales, pero evidentemente es una democracia mejorable. Los varapalos judiciales que estamos padeciendo por el TEDH (Tribunal Europeo de Derechos Humanos) y del resto de organismos internacionales es motivo suficiente para modificar ciertas legislaciones y homologarlas internacionalmente. Podemos cuestiona la democracia en su conjunto al afirmar que no es plena y lo hace con la autoridad de formar parte del Consejo de Ministros, lo que no es lógico ni prudente. Lo lógico, si perciben deficiencias democráticas, que las hay, es que propongan leyes que tengan el respaldo parlamentario suficiente para mejorar la calidad democrática de nuestro país. Cuestionan también la forma del Estado, aspecto que coincide con buena parte de la ciudadanía y mucho más después de las andanzas del emérito, pero para levantar esa complicada bandera hay que trabajar los consensos necesarios para romper con el acuerdo constitucional de la transición que aceptó la monarquía parlamentaria para acabar con el régimen franquista, y eso no es fácil, lo contrario es un brindis al sol pero al venir de un Vicepresidente genera controversia e incertidumbre.
Pero quizás lo que más daño hace al Gobierno de coalición en estos momentos es la reticencia a condenar la violencia callejera. Seguro que hay causas sociales que justifican las movilizaciones (paro juvenil superior al 50%, las andanzas reales que parece que todos no somos iguales ante la ley, la hipoteca que el PP tiene sobre el poder judicial, la política de vivienda ...) pero cuando aparece la violencia todas las justas reivindicaciones se deslegitiman. Si formas parte de un Gobierno democrático tienes la obligación de condenar todo tipo de violencia, sino corres el riesgo de que sólo te entiendan tus hooligans. Otra obsesión del Vicepresidente es criticar y controlar democráticamente a los medios de comunicación, entra en un campo peligroso, pues si bien la presión de los Consejos de Administración de las cabeceras de los periódicos es una realidad, la sociedad (salvo tus militantes) no acabamos de entender eso de "controlar democráticamente" y trasladas una idea de querer controlar las críticas cuando no te interesan. Como bien dice Angels Barceló: "Podemos se equivoca al negarse a condenar los actos vandálicos, ya no sólo la violencia, tampoco los saqueos y los destrozos. Pablo Iglesias desvía la atención hacia los medios de comunicación, algo que es totalmente falso. Atención al peligro de señalar a los medios, porque nos señala a cada uno de los que trabajamos en ellos, señala también a los redactores que a pie de calle cubren las las informaciones".
El Gobierno de coalición, a pesar del ruido de la derecha y de la pandemia, no está perdiendo apoyos, lo que podemos interpretar que se está gestionando razonablemente bien y que lo están haciendo con criterios de equidad y solidaridad. Sin embargo estos elementos desestabilizadores pueden pasarle factura a los dos partidos de la coalición. Haría bien el Presidente en contestar las declaraciones de Podemos para marcar diferencias y poner los límites de la coalición de Gobierno, no me sorprendería un acuerdo entre el PP y el PSOE para renovar el CGPJ al margen de Podemos, sería el puñetazo del Presidente encima de la mesa que muchos socialistas están esperando.
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