La acción del 155 y de la justicia han aplacado las inercias separatistas del Parlamento catalán, las han acallado pero los dos millones de personas que votaron independencia, siguen ahí, defendiendo sus posiciones a pesar de que tengan un Presidente huido y un Vicepresidente en la cárcel. Esta situación continuará hasta que se constituya un nuevo gobierno y puedan cambiar esas inercias y se normalicen con el juego político del Parlamento, dentro del marco jurídico. Lo contrario es la aventura de la ilegalidad con imprevisibles y desconocidas consecuencias políticas, que nos colocaría a todos y no sólo a Cataluña en la senda de la inestabilidad. Es cierto que unos actuaron con su exigua mayoría del Parlamento al margen de la legalidad y otros trasladaron la responsabilidad de gobernar a los jueces, sin embargo, el problema más o menos latente, sigue presente en la sociedad en espera de encauzarlo para buscar una salida razonable para todos. Hacer política es pactar, es aco...
Blog de Carlos López Cortiñas