El feudo que tradicionalmente había votado rojo el 21D se volvió naranja. El debate sobre el color de las banderas se antepuso al del modelo de sociedad, y dejó al PSC (y a Común) en un campo político indiferente para la mayor parte de la sociedad que trasladó el color de sus banderas a la papeleta del voto. En esa contienda no podía entrar el PSC (ni Común) que había construido un relato basado en la transversalidad y en construir los puentes necesarios para ir mermando la confrontación de los dos bloques sociales, el 21D pasó por encima de todo intento de discursos inclusivos y no cupo el eslogan de "un sol poble". El socialismo no puede entrar en esa guerras de banderas, en defender rancios patriotismos y dejar al margen la lucha por una sociedad más justa y solidaria interretorialmente y, eso, a pesar del coste electoral que conlleve para las siglas. Arrimadas ganó las elecciones envuelta en la bandera española pero desconocemos sus propuestas para la s...
Blog de Carlos López Cortiñas