Hoy he participado en el encuentro que, bajo el título Situación actual del Sistema Educativo en España y el papel de la Psicología Educativa, ha organizado el Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos y que ha contado, además de con las intervenciones de estos profesionales, con las de otros representantes del mundo educativo: sindicatos, CEAPA, diputadas y diputados de la comisión de educación, Consejo Escolar del Estado…
Mi consideración es que los problemas del nuestro sistema educativo vienen reflejados tanto por las evaluaciones nacionales como por las internacionales y que, en estos momentos es necesario reflexionar y hacer frente a un tema tan importante como es el abandono escolar en la etapa postobligatoria.
Según los datos de la OCDE, nuestros alumnos obtienen menos títulos de Bachillerato que nuestros vecinos europeos y su matriculación en Formación Profesional también se realiza en una proporción menor que en el resto de Europa.
Por ello, reiteramos la necesidad de reflexionar sobre la estructura del Bachillerato y de flexibilizar los pasos del grado medio al grado superior y en su relación con la universidad.
Para que sea posible poner en marcha el Pacto por la Educación tiene que haber voluntad política por parte de los dos partidos con posibilidad de gobernar (PP-PSOE) y, antes de abordar aspectos concretos, se deben consensuar otros como: la financiación del sistema, la lealtad institucional o el pacto de las posibles modificaciones de la LOE.
Hemos reflexionado sobre las preocupaciones del profesorado y mi aportación al debate fue la siguiente:
La necesidad de hacer ver a la sociedad y a la familia que el hecho educativo es una tarea de todos. Según determinados estudios, el rendimiento escolar está relacionado en un 50% con la familia, en un 30% con la sociedad y en un 20% con la escuela.
La escuela recibe al alumnado con una mochila cargada de condicionamientos que van a determinar su conducta y su rendimiento. El profesorado necesita de ayuda externa (psicólogos educativos, mediadores…) para orientarle en su labor educativa, sobre todo en determinadas ocasiones.
Otro aspecto que puede ayudarnos a disuadir la violencia externa al aula es que en el Pacto Educativo se debata la consideración de “autoridad” para el profesorado.
Necesitamos de una formación inicial acorde con lo que nos vamos a encontrar en el aula. En este sentido, el Master de educación no debe acometer las competencias académicas pues ya se conocen desde el grado, sino las competencias profesionales, así como otros conocimientos relacionados con la didáctica, pedagogía y psicología educativa.
Para una buena atención a la diversidad, necesitamos plantillas suficientes en los equipos de orientación, para que los profesionales allí adscritos nos ayuden a una detección precoz de los problemas de aprendizaje y estén con nosotros en el aula participando en la corrección de las conductas problemáticas de nuestros alumnos.
Necesitamos, también, una disminución de las ratios, sobre todo en los centros con mucha diversidad en el alumnado, con el fin de personalizar la enseñanza.
Y hablando de necesidades…no podemos dejar de hablar del Estatuto, un Estatuto que nos motive a través de una promoción profesional que reconozca social y retributivamente, el trabajo bien hecho en el aula.
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