La Vicepresidenta N. Calviño recupera la iniciativa en el Ejecutivo y cierra el debate al haber forzado una cierta rectificación del acuerdo con Bildu. El objetivo del gobierno es recuperar el diálogo social, muy necesario para dar un ambiente de normalidad en un momento en que la derecha no va a ceder en sus exigencias y mucho menos cuando perciben que el Gobierno y el Presidente están muy tocados por los últimos acontecimientos políticos. La tesis de Calviño que ha prevalecido es: "no se trata de ir en contra de los acuerdos de investidura, sino de ser conscientes de que la realidad del país es hoy diferente a la que había en el momento de firmar los acuerdos. Cuando la actividad económica está paralizada, no parece que es el mejor momento de introduce un elemento de inseguridad jurídica. Necesitamos salvar a las empresas y, a la vez, defender los derechos de los trabajadores". Calviño tiene mucho peso en el Gobierno de Pedro Sánchez, su prestigio europeo y su trabajo en conseguir una inyección de fondos europeos alejados de los prestamos, es reconocido incluso fuera de España y aumenta su prestigio.
Sin embargo Calviño tiene que ser consciente que forma parte de un Gobierno con unas exigencias recogidas en un acuerdo programático que avalaron muchos partidos y que llevó a Pedro Sánchez a la Presidencia. No puede obviar que un tema tan sensible del acuerdo entre el PSOE y Podemos como es la derogación de la reforma laboral, los trabajadores tengan dudas de su ejecución. Resulta evidente que para poder derogarla será necesario aprobar legislaciones laborales que invaliden los articulados de la reforma de Rajoy, legislaciones que deben acordarse en el ámbito del diálogo social (del que nunca debió salir) en un momento en que la situación económica, la más grave después de la guerra civil, ha de ser el elemento clave que marcará toda la negociación. En este contexto el diálogo entre los sindicatos, los empresarios y el propio Gobierno es absolutamente necesario para marcar las prioridades y la temporalización de lo acordado. El método de F. Ibañez y de Rajoy no cabe en un Gobierno como el actual.
La votación en el Parlamento del último estado de alarma empeoró la situación política. Una mala acción política del Gobierno por las consecuencias que tiene, el pacto con Bildu era innecesario por el coste que supone para el PSOE, le da pólvora y argumentos a la derecha (mucho más cuando están amenazadas sedes y hasta la propia Sª Gªdel PSE) y por las consecuencias con el PNV y estos sí que son necesarios para seguir gobernando.
Otra cosa es la actitud de los partidos que apoyaron la candidatura de coalición, para mí incomprensible. No apoyaron y plantean romper la mayoría parlamementaria si no se atienden a unas reivindicaciones locales que, por cierto, no recogía el acuerdo programático. Lo de Compromís es dificil de entender y lo de ERC, más de lo mismo, poco fiables. Entre ambos dejaron un espacio que ocupó C's cuando ni podía imaginar al inicio de legislatura, buena jugada de Arrimadaspara diferenciarse de Albert. Queda mucha legislatura, lo que ya no queda para los partidos de la mayoría es margen para el error.
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