Hace muchos años un tren me llevo desde Galicia donde nací, a Aragón, el lugar donde he pasado una parte importante de mi vida, con mi familia y participando activamente en la FETE-UGT . Cogí aquel tren solo y bastante asustado. Cuando mi padre me explicó que tenía que vivir en un internado, me escondí en lo alto de un árbol con la intención de no bajar jamás. La idea de abandonar la aldea no me convencía en absoluto. Hoy tengo que reconocerlo: mi padre tenía razón. Aquel tren me permitió abrirme como ciudadano a un mundo más amplio. Desde entonces me considero gallegoaragonés. Regreso a Galicia siempre que tengo oportunidad y viajo a todas las Comunidades de la mano de la Federación, sintiéndome en cada una, como en mi propia casa. Mientras dejaba atrás el paisaje verde del norte y me adentraba asombrado en los grandes campos amarillos de Castilla, tan diferentes a lo que conocía, comencé a dibujar la idea de ser profesor, como lo había sido mi padre, un maestro querido de A Rua....