El término MIR tiene connotaciones de éxito al compararlo con el MIR sanitario. Nadie duda de la rigurosidad y de la calidad en la formación profesional que nuestros médicos tienen que pasar y no sólo en las facultades de medicina sino también en las prácticas sanitarias que tienen que realizar en los hospitales. Eso es una realidad y, además, está el reconocimiento de esta profesión en los países de la UE, como lo demuestra el hecho de que son los profesionales españoles más demandados en Europa.
Es difícil trasladar el método sanitario a la educación (aunque el debate está abierto), sin embargo es bueno analizarlo y sacar conclusiones para adaptar a la educación los muchos aspectos positivos que tiene. El más importante es poner en valor las prácticas en la formación inicial, aspecto que se diferencia y en mucho de la profesión docente. Sin embargo el MIR también tiene problemas al menos aspectos mejorables y en educación se deben tener en cuenta para no cometer los mismos errores. En el MIR sanitario los estudios de la carrera sólo tienen un peso del 10%, mientras que el 90% corresponde al peso de un exámen concreto, que en muchos de los casos los alumnos se prepara a partir de tercero de carrera. En la formación intervienen tres administraciones (Universidad, Administración y Hospitales) y queda patente la escasa coordinación que mantienen entre ellas y en muchas ocasiones esa falta de colaboración la sufre el propio alumno en formación. Se ve la necesidad de potenciar la formación en base a la innovación, complementando las prácticas con la asistencia a las clases de la Facultad, es decir, trasladar la idea de conjugar formación y prácticas (como ya se viene realizando en otras etapas educativas con relativo éxito, es el caso de la FP Dúal).
Con respecto al grado que se imparte en las Facultades de Educación se debería revisar y actualizar (según Carmen Fernández profesora y tutora de Facultad de Educación) las especializaciones en los últimos años de carrera, aum,entar los recursos y tiempos de tutorización así como buscar una mayor homogeinización de los grados a nivel estatal.
La tutorización de los alumnos en prácticas es clave en la formación del futuro profesional, y en la actualidad no son valoradas por el profesorado de las Facultades de Educación ni por la Administración como lo demuestra el hecho de que asumen esta responsabilidad el profesor con menos experiencia, al no tener esta actividad una buena valoración no se ocupan de las prácticas los profesores más cualificados. Además para realizar esta actividad el profesorado de las Facultades de educación no disponen de recursos necesarios para realizar esta función ni por supuesto del tiempo necesario para orientar, guiar y controlar al alumnado que en teoría tutorizada. El alumno de esta forma, el escaso tiempo que le dedica a las prácticas en la carrera queda al buen (o mal) criterio que le puede aportar el profesorado titular de la plaza en donde realiza sus prácticas.
El profesorado que acoge alumnos en prácticas (tanto alumnado de las Facultades como alumnos en prácticas de oposición) debe ser un profesorado que investigue, realice proyectos innovadores y se caracterice por realizar buenas prácticas escolares, y además participe de forma voluntaria (a través de un concurso de méritos) en ayudar a ser profesor al alumno. Para ello debe reconocerse su labor y no sólo económicamente sino como mérito dentro de la futura carrera profesional que debe recoger el Estatuto Docente.
Lo mismo ocurre con otra de las cuestiones esenciales para realizar las prácticas educativas, el centro educativo donde van a realizarse. No todos los centros reúnen las condiciones para formar a los futuros docentes, sino aquellos que estén catalogados como buenas prácticas escolares. Para que el alumno se impregne de trabajar en equipo, realizar proyectos innovadores, resolver los conflictos a través de la mediación... tiene que vivir estas experiencias a través de los centros y delos tutores, por tanto la Administración realizará un catálogo de centros susceptibles de recibir alumnos en prácticas.
El debate sobre la Formación inicial está abierto y no sólo en la comunidad educativa sino en la propia Subcomisión parlamentaria encargada sobre el Pacto educativo, y este tema no tiene que ser de los más conflictivos que tienen que abordar.
Es difícil trasladar el método sanitario a la educación (aunque el debate está abierto), sin embargo es bueno analizarlo y sacar conclusiones para adaptar a la educación los muchos aspectos positivos que tiene. El más importante es poner en valor las prácticas en la formación inicial, aspecto que se diferencia y en mucho de la profesión docente. Sin embargo el MIR también tiene problemas al menos aspectos mejorables y en educación se deben tener en cuenta para no cometer los mismos errores. En el MIR sanitario los estudios de la carrera sólo tienen un peso del 10%, mientras que el 90% corresponde al peso de un exámen concreto, que en muchos de los casos los alumnos se prepara a partir de tercero de carrera. En la formación intervienen tres administraciones (Universidad, Administración y Hospitales) y queda patente la escasa coordinación que mantienen entre ellas y en muchas ocasiones esa falta de colaboración la sufre el propio alumno en formación. Se ve la necesidad de potenciar la formación en base a la innovación, complementando las prácticas con la asistencia a las clases de la Facultad, es decir, trasladar la idea de conjugar formación y prácticas (como ya se viene realizando en otras etapas educativas con relativo éxito, es el caso de la FP Dúal).
Con respecto al grado que se imparte en las Facultades de Educación se debería revisar y actualizar (según Carmen Fernández profesora y tutora de Facultad de Educación) las especializaciones en los últimos años de carrera, aum,entar los recursos y tiempos de tutorización así como buscar una mayor homogeinización de los grados a nivel estatal.
La tutorización de los alumnos en prácticas es clave en la formación del futuro profesional, y en la actualidad no son valoradas por el profesorado de las Facultades de Educación ni por la Administración como lo demuestra el hecho de que asumen esta responsabilidad el profesor con menos experiencia, al no tener esta actividad una buena valoración no se ocupan de las prácticas los profesores más cualificados. Además para realizar esta actividad el profesorado de las Facultades de educación no disponen de recursos necesarios para realizar esta función ni por supuesto del tiempo necesario para orientar, guiar y controlar al alumnado que en teoría tutorizada. El alumno de esta forma, el escaso tiempo que le dedica a las prácticas en la carrera queda al buen (o mal) criterio que le puede aportar el profesorado titular de la plaza en donde realiza sus prácticas.
El profesorado que acoge alumnos en prácticas (tanto alumnado de las Facultades como alumnos en prácticas de oposición) debe ser un profesorado que investigue, realice proyectos innovadores y se caracterice por realizar buenas prácticas escolares, y además participe de forma voluntaria (a través de un concurso de méritos) en ayudar a ser profesor al alumno. Para ello debe reconocerse su labor y no sólo económicamente sino como mérito dentro de la futura carrera profesional que debe recoger el Estatuto Docente.
Lo mismo ocurre con otra de las cuestiones esenciales para realizar las prácticas educativas, el centro educativo donde van a realizarse. No todos los centros reúnen las condiciones para formar a los futuros docentes, sino aquellos que estén catalogados como buenas prácticas escolares. Para que el alumno se impregne de trabajar en equipo, realizar proyectos innovadores, resolver los conflictos a través de la mediación... tiene que vivir estas experiencias a través de los centros y delos tutores, por tanto la Administración realizará un catálogo de centros susceptibles de recibir alumnos en prácticas.
El debate sobre la Formación inicial está abierto y no sólo en la comunidad educativa sino en la propia Subcomisión parlamentaria encargada sobre el Pacto educativo, y este tema no tiene que ser de los más conflictivos que tienen que abordar.
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