¿Está en cuestión la integración que la sociedad española realiza a través de la educación, servicios sociales, valores que transmite ... después de los atentados de Barcelona y Cambrils?
Si nos fijamos en la vida que llevaba el conductor de la furgoneta que atropelló a varias personas en las Ramblas de Barcelona, Youses Abouyaaquob, parece que sí. Era un joven al que ponían de ejemplo los padres para sus hijos, buen estudiante, acabó con éxito un ciclo de grado superior y trabajaba en una empresa con contrato indefinido. Formó parte del equipo de futbol y se relacionaba con chicos y chicas del pueblo, podemos decir que su integración era normal como así lo atestiguan varios vecinos de Ripoll.
¿Qué ha pasado entonces para que se radicalizase?, sencillamente que en los últimos meses se relacionó con un imán con ideas yihadistas y por lo que se vé con grandes dotes de persuasión, que fue capaz de influir y de cambiar los valores de un joven y su entorno más intimo, inculcándoles el yihadismos, convirtiéndolos en asesinos.
Social y educativamente se ha producido un verdadero shock, pero también en lo que se refiere a la seguridad. Este acto terrorista amplia el tipo de personas a vigilar, si antes la policía se centraba en personas sin formación e inadaptadas, ahora ese abanico se amplía.
Cabe reflexionar sobre el inmenso poder que tienen los religiosos de todas las creencias sobre sus feligreses. Lo vemos en este acto extremo, pero también en la vida cotidiana. A veces se señalan desde los diferentes púlpitos a colectivos determinados como personas que viven en pecado, de este modo se señalan a los gais o al diferente, fomentando fobias difíciles de gestionar.
El control de los mensajes que los religiosos trasladan a la ciudadanía, es quizás, la primera aportación al nuevo protocolo de actuación. La implicación de la comunidad musulmana junto a las autoridades para evaluar la integración del colectivo musulmán, sería la segunda prioridad. En el País Vasco se empezó a tener éxito cuando la sociedad fue aislando a ETA y cuando convirtió en asesinos a los que antes eran héroes, aprovechemos las enseñanzas. El tercer punto sería una adecuada contestación social integradora e inclusiva, pero en esto ha sido un ejemplo la sociedad catalana, como antes lo había sido la sociedad madrileña.
Refiriéndonos a estos temas, no podemos olvidar el error y sus consecuencias de la foto de las Azores, o el doble papel de las monarquías del petroleo con la financiación de los grupos radicales, todo suma para estar como estamos.
Si nos fijamos en la vida que llevaba el conductor de la furgoneta que atropelló a varias personas en las Ramblas de Barcelona, Youses Abouyaaquob, parece que sí. Era un joven al que ponían de ejemplo los padres para sus hijos, buen estudiante, acabó con éxito un ciclo de grado superior y trabajaba en una empresa con contrato indefinido. Formó parte del equipo de futbol y se relacionaba con chicos y chicas del pueblo, podemos decir que su integración era normal como así lo atestiguan varios vecinos de Ripoll.
¿Qué ha pasado entonces para que se radicalizase?, sencillamente que en los últimos meses se relacionó con un imán con ideas yihadistas y por lo que se vé con grandes dotes de persuasión, que fue capaz de influir y de cambiar los valores de un joven y su entorno más intimo, inculcándoles el yihadismos, convirtiéndolos en asesinos.
Social y educativamente se ha producido un verdadero shock, pero también en lo que se refiere a la seguridad. Este acto terrorista amplia el tipo de personas a vigilar, si antes la policía se centraba en personas sin formación e inadaptadas, ahora ese abanico se amplía.
Cabe reflexionar sobre el inmenso poder que tienen los religiosos de todas las creencias sobre sus feligreses. Lo vemos en este acto extremo, pero también en la vida cotidiana. A veces se señalan desde los diferentes púlpitos a colectivos determinados como personas que viven en pecado, de este modo se señalan a los gais o al diferente, fomentando fobias difíciles de gestionar.
El control de los mensajes que los religiosos trasladan a la ciudadanía, es quizás, la primera aportación al nuevo protocolo de actuación. La implicación de la comunidad musulmana junto a las autoridades para evaluar la integración del colectivo musulmán, sería la segunda prioridad. En el País Vasco se empezó a tener éxito cuando la sociedad fue aislando a ETA y cuando convirtió en asesinos a los que antes eran héroes, aprovechemos las enseñanzas. El tercer punto sería una adecuada contestación social integradora e inclusiva, pero en esto ha sido un ejemplo la sociedad catalana, como antes lo había sido la sociedad madrileña.
Refiriéndonos a estos temas, no podemos olvidar el error y sus consecuencias de la foto de las Azores, o el doble papel de las monarquías del petroleo con la financiación de los grupos radicales, todo suma para estar como estamos.
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