La elevada movilización de la militancia da fe de la importancia de todo este proceso hasta llegar al día 21 de mayo, se trata de un asunto crucial para el PSOE en un momento crítico para el socialismo español y europeo. En toda Europa la socialdemocracia está sometida a una profunda crisis de identidad, no sólo han perdido la confianza de su electorado, sino, en algunos casos son irrelevantes en sus países.
Todas las propuestas surgidas del socialismo europeo dejan muchas dudas en lo que entendemos como cultura socialista tradicional, y, así Corbyn en Inglaterra dio un giro a la izquierda ocupando el espacio a los "antisistemas", pero no por ello parece que aumenten las expectativas electorales del laboralismo inglés; su giro a favor del Brexit descolocó desfavorablemente al socialismo europeo. Francia optó por todo lo contrario desde el punto de vista ideológico y el resultado fue nefasto de igual modo. Las políticas socioliberales de Hollande y Vals (también de Macron) colocaron al PSF con un 6% del electorado, al borde de la desaparición. Si nos fijamos en Holanda, Italia, ... más de lo mismo.
En las elecciones francesas los antisistemas se quitaron la careta, Mélenchon para justificar su abstención establece una simetría entre Marine le Pen, encarnación de la ultraderecha, y Macron candidato europeista pero con una visión liberal de la economía, el no posicionarse deja sin orientación a sus votantes y aunque el PSF sufrió una gran derrota electoral, pone en valor (y en utilidad) ese 6% remarcando su compromiso con Europa y con la democracia.
La victoria de cualquiera de los candidatos puede significar un desastre para el PSOE, ambos equipos funcionan como dos partidos diferentes, y en el fragor de la batalla todos piensan en ganar y nadie en el día 22. En esta situación los dirigentes históricos del partido, que en otras ocasiones mediaron en los conflictos, ahora están desautorizados al formar parte de la candidatura de Susana y por tanto deslegitimados para buscar el acuerdo entre ambos candidatos.
La batalla está en los más álgido. Por un lado Pedro Sanchez no puede olvidar la actitud prepotente de Susana desde el mismo día que acabó el Congreso Federal, actitud que se cristalizó en el Comité de octubre; a pesar de tantas explicaciones dadas por unos y por otros, lo cierto es que a Pedro no se le dejó liderar al partido, ni tampoco buscar las alianzas necesarias para formar gobierno como así hicieron en las autonomías. Su dimisión, después de que le abandonasen parte de la ejecutiva, una actuación al menos rara y desleal, supuso romper con ese susurreo continuo de que Susana lo había puesto como un secretario puente hasta que llegase ella, con su dimisión parecía que quedaba amortizado para optar de nuevo a la secretaría del partido. Esta idea es la que prevalece en parte de la militancia, por eso en muchas autonomías el rechazo a esa forma de actuar lo recogió Pedro. El consenso es difícil por parte de Pedro con esta historia reciente, además, quienes le apoyan no lo permitirían, quieren romper con el modelo de partido que representa Susana y castigar a los que consistieron la abstención para que gobierne Rajoy.
Por su parte Susana recoge el malestar de los secretarios autonómicos, muy disgustados con Pedro por no contar con cada uno de ellos en la toma de decisiones, además, le animaron a presentarse cuando está muy incierto el resultado y con consecuencias claras para la estabilidad de Andalucía. Suponiendo que gane Pedro la batalla la trasladarán al Congreso Federal con el fin de que salga debilitado, y de esta forma, mantener sus posiciones y autonomía y poder controlar al secretario general. Tampoco en las filas de Susana veo mucho entusiasmo por el consenso.
Difícil situación para el PSOE. Las referencias de los países europeos no ayudan, prácticamente con dos partidos en uno, los históricos no pueden construir puentes, Pedro y Susana representan cada uno al 50% de la militancia ... Y sin embargo, si hay voluntad para ello, hay espacio para el acuerdo y el consenso. El partido está muy vivo, la militancia es activa, el Congreso puede emplearse para construir un proyecto que una a la militancia y los equipos se construyan en base a la integración, el partido sigue siendo en la actualidad la referencia de la izquierda, y viendo como está el PSOE no me parece tan grave que esté en el entorno del 22% del voto... y además en Europa está la referencia del partido socialista portugués que fue capaz de constituir un gobierno desde la izquierda que está siendo todo un ejemplo de como se sale de la crisis de una forma más solidaria.
Todas las propuestas surgidas del socialismo europeo dejan muchas dudas en lo que entendemos como cultura socialista tradicional, y, así Corbyn en Inglaterra dio un giro a la izquierda ocupando el espacio a los "antisistemas", pero no por ello parece que aumenten las expectativas electorales del laboralismo inglés; su giro a favor del Brexit descolocó desfavorablemente al socialismo europeo. Francia optó por todo lo contrario desde el punto de vista ideológico y el resultado fue nefasto de igual modo. Las políticas socioliberales de Hollande y Vals (también de Macron) colocaron al PSF con un 6% del electorado, al borde de la desaparición. Si nos fijamos en Holanda, Italia, ... más de lo mismo.
En las elecciones francesas los antisistemas se quitaron la careta, Mélenchon para justificar su abstención establece una simetría entre Marine le Pen, encarnación de la ultraderecha, y Macron candidato europeista pero con una visión liberal de la economía, el no posicionarse deja sin orientación a sus votantes y aunque el PSF sufrió una gran derrota electoral, pone en valor (y en utilidad) ese 6% remarcando su compromiso con Europa y con la democracia.
La victoria de cualquiera de los candidatos puede significar un desastre para el PSOE, ambos equipos funcionan como dos partidos diferentes, y en el fragor de la batalla todos piensan en ganar y nadie en el día 22. En esta situación los dirigentes históricos del partido, que en otras ocasiones mediaron en los conflictos, ahora están desautorizados al formar parte de la candidatura de Susana y por tanto deslegitimados para buscar el acuerdo entre ambos candidatos.
La batalla está en los más álgido. Por un lado Pedro Sanchez no puede olvidar la actitud prepotente de Susana desde el mismo día que acabó el Congreso Federal, actitud que se cristalizó en el Comité de octubre; a pesar de tantas explicaciones dadas por unos y por otros, lo cierto es que a Pedro no se le dejó liderar al partido, ni tampoco buscar las alianzas necesarias para formar gobierno como así hicieron en las autonomías. Su dimisión, después de que le abandonasen parte de la ejecutiva, una actuación al menos rara y desleal, supuso romper con ese susurreo continuo de que Susana lo había puesto como un secretario puente hasta que llegase ella, con su dimisión parecía que quedaba amortizado para optar de nuevo a la secretaría del partido. Esta idea es la que prevalece en parte de la militancia, por eso en muchas autonomías el rechazo a esa forma de actuar lo recogió Pedro. El consenso es difícil por parte de Pedro con esta historia reciente, además, quienes le apoyan no lo permitirían, quieren romper con el modelo de partido que representa Susana y castigar a los que consistieron la abstención para que gobierne Rajoy.
Por su parte Susana recoge el malestar de los secretarios autonómicos, muy disgustados con Pedro por no contar con cada uno de ellos en la toma de decisiones, además, le animaron a presentarse cuando está muy incierto el resultado y con consecuencias claras para la estabilidad de Andalucía. Suponiendo que gane Pedro la batalla la trasladarán al Congreso Federal con el fin de que salga debilitado, y de esta forma, mantener sus posiciones y autonomía y poder controlar al secretario general. Tampoco en las filas de Susana veo mucho entusiasmo por el consenso.
Difícil situación para el PSOE. Las referencias de los países europeos no ayudan, prácticamente con dos partidos en uno, los históricos no pueden construir puentes, Pedro y Susana representan cada uno al 50% de la militancia ... Y sin embargo, si hay voluntad para ello, hay espacio para el acuerdo y el consenso. El partido está muy vivo, la militancia es activa, el Congreso puede emplearse para construir un proyecto que una a la militancia y los equipos se construyan en base a la integración, el partido sigue siendo en la actualidad la referencia de la izquierda, y viendo como está el PSOE no me parece tan grave que esté en el entorno del 22% del voto... y además en Europa está la referencia del partido socialista portugués que fue capaz de constituir un gobierno desde la izquierda que está siendo todo un ejemplo de como se sale de la crisis de una forma más solidaria.
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