El próximo mes de Noviembre la CEAPA comienza una campaña dirigida a las familias para que no autoricen las tareas escolares los fines de semana reivindicando el derecho al esparcimiento, al juego y a participar en las actividades artísticas y culturales. Campaña similar a otra realizada por las familias francesas durante el curso pasado. La campaña está bien planteada pues, a mi entender, no cuestionan las tareas en el domicilio sino el abuso de ellas. Sin embargo se corre el peligro de no explicar bien los conceptos y que se simplifiquen los mensajes en "deberes sí o deberes no", dividiendo a la comunidad educativa por una u otra opción. Sería interesante que de forma colateral a la campaña se realizasen charlas y debates para analizar los pros y contras de las tareas escolares.
Es cierto que la OMS alerta sobre las consecuencias negativas de las tareas escolares en nuestro país, según los datos en Primaria el 34% de los chicos y el 25% de las chicas están agobiados por estas tareas; y en Secundaria lo están el 55% de las chicas y el 53% de los chicos. También la OCDE nos dice que nuestro país es donde el alumnado dedica más tiempo (por encima de la media) para realizar las tareas (en Primaria (6 horas semanales). Datos para reflexionar.
Yo soy de los que piensan que las tareas escolares (mejor que deberes) deben estar basadas en la coordinación de los profesores y en las necesidades educativas de cada uno de los alumnos. Es decir, no cabe el mandar tareas de forma generalizada para todo el alumnado de clase por imposición del currículum o por exigencia de las editoriales. Eso de 10 problemas, una redacción y los ejercicios del nº4 al nº22 ... no cabe en lo que entendemos como un complemento escolar a realizar en casa. Las tareas así planteadas generan unas jornadas excesivamente largas, estrés y una desigualdad entre los estudiantes según la motivación y preparación de la propia familia. Pero también le quitan tiempo para el juego necesario y para la relación y el compañerismo. Invaden el derecho a la vida familiar.
Según Luis Miguel Lázaro, catedrático de la Hª de la Educación de la Universidad de Valencia, nos indica que lo primero es la planificación y la coordinación en el claustro y después que las actividades a realizar no superen los 40 minutos en Primaria y los 60 minutos en Secundaria.
Las tareas escolares bien planteadas ayudan a retener los conocimientos, a comprender mejor lo trabajado en clase, mejoran los hábitos de estudio y fomentan la autodisciplina. Pero tienen que ser tareas creativas y personalizadas y quizás lo más importante deben de fomentar el hábito de la lectura. En Finlandia (su sistema educativo es un referente mundial) tres de cada cuatro alumnos de 15 años afirma leer todos los días por el simple placer de hacerlo.
Racionalicemos el debate, no caigamos en "deberes sí, deberes no"; analicemos lo que hacemos mal y busquemos , dentro de la libertad de cátedra, el como ayudamos mejor al alumnado a mejorar su rendimiento escolar.
Es cierto que la OMS alerta sobre las consecuencias negativas de las tareas escolares en nuestro país, según los datos en Primaria el 34% de los chicos y el 25% de las chicas están agobiados por estas tareas; y en Secundaria lo están el 55% de las chicas y el 53% de los chicos. También la OCDE nos dice que nuestro país es donde el alumnado dedica más tiempo (por encima de la media) para realizar las tareas (en Primaria (6 horas semanales). Datos para reflexionar.
Yo soy de los que piensan que las tareas escolares (mejor que deberes) deben estar basadas en la coordinación de los profesores y en las necesidades educativas de cada uno de los alumnos. Es decir, no cabe el mandar tareas de forma generalizada para todo el alumnado de clase por imposición del currículum o por exigencia de las editoriales. Eso de 10 problemas, una redacción y los ejercicios del nº4 al nº22 ... no cabe en lo que entendemos como un complemento escolar a realizar en casa. Las tareas así planteadas generan unas jornadas excesivamente largas, estrés y una desigualdad entre los estudiantes según la motivación y preparación de la propia familia. Pero también le quitan tiempo para el juego necesario y para la relación y el compañerismo. Invaden el derecho a la vida familiar.
Según Luis Miguel Lázaro, catedrático de la Hª de la Educación de la Universidad de Valencia, nos indica que lo primero es la planificación y la coordinación en el claustro y después que las actividades a realizar no superen los 40 minutos en Primaria y los 60 minutos en Secundaria.
Las tareas escolares bien planteadas ayudan a retener los conocimientos, a comprender mejor lo trabajado en clase, mejoran los hábitos de estudio y fomentan la autodisciplina. Pero tienen que ser tareas creativas y personalizadas y quizás lo más importante deben de fomentar el hábito de la lectura. En Finlandia (su sistema educativo es un referente mundial) tres de cada cuatro alumnos de 15 años afirma leer todos los días por el simple placer de hacerlo.
Racionalicemos el debate, no caigamos en "deberes sí, deberes no"; analicemos lo que hacemos mal y busquemos , dentro de la libertad de cátedra, el como ayudamos mejor al alumnado a mejorar su rendimiento escolar.
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